martes, 12 de agosto de 2014

LA LLAVE


LA LLAVE

Teníamos la llave, aquella que abre la puerta de los corazones. Brillante, gruesa extraña… y ya no nuestra.
Se dice que este reino no es dios, se dice y se asegura que es del diablo.

Mira la llave, mira la puerta está cerrada; las llaves abren las puertas mas nunca son para cerrar.
Llovía o llueve, no lo sé. La gente corre resguardarse  del agua y no mojarse y sin embargo sus ropas están empapadas de esas gotas que descienden del cielo.

No recuerdo el nombre de quien me obsequio la llave, nunca antes lo había visto. No amigo, no conocido, anónimo como tantos que uno se halla en esta vida. Pienso yo, que si me la entrego seria por notar en mí, esa urgencia de necesitarla… ¿pero si la necesitaba o solo eran ganas de joder al prójimo? De todos modos la extravié, la deje olvidada en esa banca de fundición verde, me uní al grupo de personas húmedas y corrimos para todos lados, como si una granada hubiera estallado.
Tu recuerdo y tu sonrisa igual se difumino en mi cabeza… sonreí como un simple idiota poseso.
Este reino no es de dios ni del diablo, es de la casualidad; de los olvidados que se presentan a cada momento, de gente conocida y por conocer. Reconocida en cada paso que deja de ser extraña…Y sin embargo nunca llegamos a bien conocer. De ser cierto esto, para que entonces buscan las llaves, si nunca las usaran.
Tanta pobreza, tanta tristeza en esta ciudad… tanto y tantos gestos de incredulidad generalizados. Muchas  puertas, muchas cerraduras y pocas llaves.
Pensábamos en voz alta, al momento que el agua inundo mí cuerpo intoxicándolo de sus impurezas fecales… alzaste tu copa: salud. Todo termino.

El tipo miro su reloj nervioso…
—¿Cuál tipo? ¿Cual reloj, el suyo, el mío?
—¿El que tiene en su muñeca o es de cadena larga y oro macizo? ¿Nervioso, por que ha de estarlo?

Escena de blanco y negro con filtros ámbar rojineos en las orillas.

El cuchillo entra con fuerza en su cuerpo. Penetra con limpieza, cortando y abriendo tejidos, músculos y arterias. Unas 10- 15- 20- 30- 50, cien veces, tantas que al final el cuchillo solo hallaba una masa sanguinolenta de lo que fue un humano… Un ente perturbado  que unas horas antes apagaba la vida inocente de niños de   algunos años; después de violentarlos tantas veces como el singular puñal ahora penetraba y deshacía su infeliz vida.
La chica lo siguió con la mirada empañada como gotas de lluvias, su celo de apenas segundos le presentaba otra perspectiva diferente de las vidas que surgían y morían a la vez. Tanta maldad de este tipo, que visto así, ahora solo eran jirones de alguna persona X. Esa maldad tan pura y tan letal, merecía esa carnicería de ese tipo que en un momento ya pasado, miraba nervioso su reloj.  Nervioso  asemejaba un ángel exterminador, como el que destruyo Sodoma. Pero en el fondo de toda conciencia los dos seres desprovistos de ropa y armas eran tan iguales. Oscuros violentos, asesinos.
La chica de unos 16- 17 menos, se detenía con mucho esfuerzo de la pared, sus rápidos pensamientos igual se guarnecían de la noche. Apestosa a sumos de naranjas putrefactas.

La luz de la luna bañaba los cuerpos de los tres, con mantos brillantes; el semen escurría por las piernas de unos de los tres, se mezclaba con la repugnancia que salpica del cielo mojado.
Apretó con fuerza los puños, al tipo solo le basto unos segundo, (noche-oscuridad), recargar el arma de fuego apuntarle a los abiertos ojos y disparar…

Como permitir que una mujer mancillada de esa forma tan brutal pueda seguir con una vida nada normal, como dejar de ver su mirada de horror, del encierro y la locura animal de un monstruo humano. La bala entro perfectamente en su cabeza, realizando un gran boquete, pero ni una sola gota de sangre se asomo. El rostro de la chica quedo con una blancura, que distaba mucho de lo que vivió en vida.
La mano del ángel, estrecho la mano de aquella muerta, deposito una llave. Un tiro más y una palabra antes de caer: hija

Fin

AGOSTO 11 2014

mario a.