martes, 1 de mayo de 2012

ENCUENTROS Y DESENCUENTROS (historias paralelas)


Ese día Mela se levanto con una idea incrustada en su cabeza; algo que no dejaba de mover como la lengua a una muela picada.

¿QUÉ SERIA DEL MUNDO, SIN MELA?
¿QUÉ SERIA DE ESTA VIDA, SI MELA NO HUBIERA NACIDO?
¡O mejor aun!
¿QUE SERIA DEL MUNDO, SI MELA MURIERA?

Se deslizo por la habitación con pesada losa sobre su espalda. Los pensamientos, buitres negros, revoloteaban por su cerebro; se calzo los pies con los desgastados tenis blancos. Esos que alguna vez costaron más de 1500 pesos. Se lavo la cara, se cepillaría los dientes; pero desde haces tres días se acabo la pasta.

Bajo con los demás. Allí estaban sus hermanos, su mamá, los miraba con fastidio; con grave desprecio. Odiaba con ansias asesinas a su madre; joven y bonita. La detestaba porque a pesar de sus atributos físicos, se desistía en romper su viudez.

Mela por ser mujer, tarde o temprano tendría que arrastrar con la carga de una mujer enlutada. Por otro lado su hermano menor, el Benjamín, le inspiraba en ocasiones una infinita lastima, a sus pocos años se podía adivinar un destino magro, como la de todos ellos.  Hastiado y cansado, pronto solo sería una sombra más que vaga por las habitaciones en busca de comida y cobijo. Creyó que eran como sucias cucarachas cobardes.

Cucarachas que hacen sonidos como palabras. Palabras que todas las mañanas desoían; los gritos de la madre que suplicaba un momento de tregua; en el andar de su hija mayor. Pero Mela no solo la odiaba, sino que la ignoraba peregrinamente.
Como tantas veces, sin hablar, sin desayunar, sin un gesto condescendiente; azoto la puerta tras de sí.

Afuera el aire frío la ahogo con más furia. A las 8 a.m. la gente se aglutina a todo aquello que se mueva, primero se forma en filas que los transportes colectivos engullen convenientemente;  para después irlos escupiendo a lo largo de su serpétanteo.
Cuando llego a la casa editorial (donde labora desde un tiempo) solo hallo lo mismo que tanto se afanaba en escapar, hastió y apatía. De lo mismo que están hecho los demonios católicos.
Su trabajo consiste en la revisión topográfica de una revista cultural; que sin tener un gran tiraje, era muy conocida en la ciudad. Por medio de compañeros universitarios, logro el empleo. Al principio le agrado conocer gente culta, interesante, muy inteligente, pronto se dio cuenta de su mal apreciación de las cosas. Acabo aburriéndose de tanta indolencia.
La mentada cultura es un asco gubernamental y particular. Poco es el interés que despierta una revista enana, de contenido intelectual. Lo comercial, lo vendible son las revistas amarillistas, las de farándulas; la vida hueca y estúpidas de las estrellas plásticas. En segundo lugar las revistas para hombres, unas muy “light,” otras que de tanto proponérselo parecen (sin serlo nunca) eróticas. Y las mas de veras pornográficas, (por mera definición de la palabra), con hombres y mujeres en abierta actitud representiva de una sociedad doble moralista, pueril y transgresora de sus propias reglas mancas.

En un lugar muy apartado colocadas estratégicamente, en los puestos de periódicos, están los libros semanal, el libro vaquero, el libro rojo etc., solo guiones baratos de aspirantes frustrados, que no se animan en saltar de las buenas intenciones; a los estilistas actos pornográficos que ilustran lo que es una buena follada a una buena cojida.

Por último, pero muy al último, aisladas y rodeadas de un halo hipócrita se encuentran las revistas culturales, donde lo “cool” es la moda de los pequeños snobs, que entre cigarros de marihuana, inhalaciones de coca se turnan para medio pensar como joder al prójimo sin que este se dé cuenta.

Mela se percato de todo esa podredumbre; ella se mantiene ajena al falso glamur de estas otras estrellas. Lo tolera por que al menos deja de ser más ordinaria que de costumbre, pues juntando todo, tiene una visión más real de las condiciones del país y del mundo. Solo así podía explicar la sonrisa sosa del velador, la estúpida estampa del golpeador domestico, la cadena de oro del padrote, el policía corrupto, de los políticos pendejos e ignorantes, del ejercito, que solo sirve para los días de desfile, de los curitas esos degenerados ensotándoos, de las monjas, viejas matronas, que llevan al limite su masoquismo libertino. De las madres que educan a su hijas para ser una buenas prostitutas y a los hijos unos perfectos cabrones.

Comprobaba siempre lo infeliz de la vida. Seria esa la causa de sus pensamientos matutinos, que ahora al subir el sol más arriba abrumaban pesadamente su cuerpo, casi sin poder caminar.

Tarde.
 La noche abriga la ciudad con un ropón negro; Mela se pierde entre la muchedumbre que asalta la manzana. Serian las 6, 7,  u 8, como saberlo con este horario tan disperso, cualquiera se confunde; aun con el gigantesco reloj que da panorámica a la famosa. Pero pérfida Glorieta de Insurgentes.

En la cosmopolita mini ciudad; encerrada en la macro capital. Estado de sitio, la boca abierta del metro se llena de un ajetreó policíaco. ¿Será un simulacro? ¿Será la habitual redada? Los travestis se notan inquietos, las putitas han abandonado sus esquinas. Junto con la restante fauna humana se arremolinan en un solo punto. Mela misma se contagia con esa agitación; del metro emerge los forenses, traen a cuestas sendas camillas, las sabanas manchadas de sangre fresca, dan testimonio de algo grave. Al menos así  lo piensa...


— ¡Pobre imbécil, mira que quitarse la vida sin más ni más!
—Si tu, pero quedo hecho añicos. ¡Qué espantoso!
—Sale compañero al menos ya tenemos material para los diarios de mañana
—De lo mismo de siempre, ya no jodas cámbiale...

Sin pensárselo baja escaleras, para abordar el convoy que la lleve a su casa, esquiva los rostros llenos de compulsión y miedo de los otros que cruzan los torniquetes de salida. Por un momento fantasea con la posibilidad de ser ella el cuerpo desmembrado, ser ella de quien los diarios hablen con morbo y desfachatez.
Profusamente emocionada suspira hondo. Es como una revelación espiritual; cierra los ojos y se abandona a esa visión rápida. De igual forma sin abrirlos sus pulmones se llenan de un embriagante aroma almizcle y fino perfume. Por fin los abre, enfrente a unos cuantos metros una mujer es descubierta arreglándose la falda, sus dedos brillan con un liquido que escurre hasta el piso.
Tambaleante dirige sus pasos a las escaleras, en eso las miradas de las mujeres se hallan; es una casualidad de las circunstancias proscriptas. Remolinos destinados a lo encuentros y desencuentros. La sorpresa las aturde, pues segundos apenas tendrán para conocerse, mas nunca volver a verse. Una doble sonrisa las convierte en cómplices de sus actos, de sus manías, sus traumas. Son comunes en sus direcciones, las dos la dirige un mismo instinto.

Mela y Emphaya se alejan. Una sale al exterior la otra espera paciente su vagón. Irán cada cual a su destino, sin saber que un lazo invisible las estrecha, con mayor fuerza. Un tercer  par  de ojos, que las escruta por la noches cada que hacen clic en sus ventanas de abandono.




FIN





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2 comentarios:

  1. Y sigues con tus bacanales Mario..

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  2. solo cuando la victima lo amerita...


    ya muy dificil en estos tiempos de reflexion y cada vez menos exxtasis...


    mario a.

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